Ello llevó a que los distintos clubes a buscar nuevos uniformes, y que el Madrid Foot-Ball Club reivindicase para sí el uso de uno totalmente blanco tal y como figura en sus estatutos fundacionales. Con la llegada de las competiciones internacionales, como la Copa de Europa, el estilo de uniforme del sur de Europa se adoptó en el resto del continente y para el final de la década, los equipamientos pesados y las botas de los años previos a la guerra fueron abandonados completamente.